A las siete de la mañana me despertó un estruendo colosal del cielo, el parto del apocalipsis. Pensé: “se acabó el verano. It´s over”. También pensé: “la ropa ya no se secará hasta Madrid, qué lata”. Y enseguida:”Hoy no podré leer bajo la higuera, mecida en su sombra espesa y en ese silencio húmedo y regado de azulvioleta de las hortensias”. Luego me dio la…