Dado que no soy supersticiosa, hoy pienso matar gatos negros por las aceras. Me gustan los días malditos porque cualquier contrariedad tiene una razón de ser. No hay nada más desazonante que acostarse pensando los porqués de las cosas. “Era martes y trece”. No hay más preguntas. Los días gafes se instituyeron para explicar las grandes catástrofes, o para propiciarlas. Los estrategas siempre han sido…