A veces lo que callamos es mucho más importante que lo que decimos. La palabra compromete menos que el silencio. Se puede escribir, se puede acotar y una vez dicha se expande como un globo aerostático y deja de ocupar hueco en el estómago. Un eructo de palabra. De eso hablo. O de lo contrario presión abdominal, como una de esas digestiones que te obligan…