Mi amiga A. emplea el Lexatín para volar en los aviones, no porque tenga miedo a las alturas, sino a sí misma a 8000 metros. C, por su parte, hace uso del Myolastán para entrar en fase REM eterna cuando no puede más con su marido y sus hijos. Y mi Atarax es mano de santo en esas noches en las que cabeza y…