Desde que mirar a los niños es sospechoso, los parques infantiles y los colegios se han convertido en campos de minas que cualquier adulto puede pisar con dramáticas consecuencias. Soy madre, vaya por delante, pero me niego a interpretar en clave de pedofilia cualquier indicio de interés de un adulto por mis hijas. Desde que las noticias sobre el asunto, muchas ligadas a la santa…