El primero fue un Ribera llamado “Antídoto”. Después, un extremeño que elegimos por la poesía de su nombre: “Habla el silencio”. El tercero venía de Toro, creo recordar, y el cuarto de La Rioja, bautizado injustamente “Corriente”. Al quinto, me temo, ya no retuve el nombre pero sí la copa, algo tambaleante, brindis va y brindis viene. Y aún hubo un sexto -seis toros, seis-…