Anoche el locutor de Radio Clásica censuró hasta tres veces “la voz ancha” de tenor de principios de siglo XX -no retuve el nombre- del que ponía piezas, más bien fragmentos donde podía escucharse el arañar de la aguja sobre un viejo vinilo polvoriento.  Era como si descorcharan un cognac de doscientos años para decirnos que sabía a cerrado, a cuarto con humedades y ratas,…