A veces la vida es una falsa propiedad transitiva. A quiere a B y B quiere a C, pero A ni siquiera conoce a C. Mi amiga M. ha roto con su novio aunque aún lo quiere. Ayer nos informó por mail en dos frases escuetas que irradiaban dolor. En el imaginario romántico de mi adolescente y de esas películas casposas con títulos tan elaborados…