En sueños he escrito un relato delirante que arrancaba así:  “Nuestro amor duró siete cajas de condones, dos viajes muy accidentados a países europeos cuyas capitales no pasaran de 3 grados en invierno, una ducha fría en un motel de carretera  y cuatro menús gourmet largos y estrechos como su consideración”. Tenía la road movie en mi cabeza, tenía el vehículo. Un Seat León desportillado…