Hay hombres que son una naturaleza muerta. Un bodegón con moscas. Un despojo bien seco después de que el pensamiento estrangulado clavara su estocada mortal a la pasión. Salón francés, penumbra necesaria. Y luego está mi amigo M. Siempre tan entregado, dispuesto a compartirme su parte de batallas en la noche, a la distancia justa y necesaria. -Le llevo veinte años a una chica que…