Cae en mis manos por azar el libro de una escritora de la que había oído hablar por primera vez este verano, también por azar. Piedad Bonnett, colombiana. Poeta. Me habló (bien) de ella Héctor Abad Faciolince, de quien me fío,  y ayer volví a casa con su libro “Lo que no tiene nombre” (Alfaguara) en el bolsillo. Con esa excitación que otorga intuir tras…