Acudo a un centro de quiropraxis donde el médico -unos cuarenta, norteamericano, doctor en medicina general y ocho años de especialización en el fascinante mundo de las articulaciones- te da dos besos al llegar y otros dos al salir desde la primera visita. No lo había pensado, pero el lugar tiene aire de secta. Se llama algo así como “Nuevo amanecer” (¿o ese es el…