Mi amiga C. ha tenido un retraso de veinte días. A sus 45 años. Ella, que no ha querido nunca ser madre, se sorpRendió a sí misma fantaseando con la idea de un bebé y una maternidad añeja pero plena. Y se personó rauda en la farmacia. –Quiero un test de embarazo. Inmediatamente todas las miradas se clavaron en ella. Al llegar a su casa…