La madre Pocahontas ha subido al autobús con su resignado niño de la mano, embutido en su verdugo azul marino, se ha hecho fuerte en el asiento de la tercera edad y los tullidos (creo que ella es tullida intelectual, de ahí que elija el sitio con tanta determinación) y ha mirado a su alrededor hasta localizar a una semejante con la que pegar la…