Me cuenta D. que el otro día, en un semáforo, presenció una interesante conversación de pareja. “Él era muy pijo, pero ella se salía”, puntualiza. El tipo le decía a su mujer que el fin de semana había invitado a comer trufa a alguien, a lo que ella, visiblemente irritada, respondió: “¿Y por qué tenemos que invitar a ésos? La respuesta fue muy convincente: “Porque…