Recibo un curioso regalo para entretener mi viernes de mística diletancia casera: Un librito titulado “50 cosas que todo el mundo debería aprender a dominar” (Guía sumamente subjetiva pero totalmente indispensable para ser una persona más útil), además de una caja de 100 trufas de apariencia inocente pero capaz de conseguir que suba cuatro tallas de una sentada. Con el arsenal dispuesto y mi adolescente…