Mi gineceo duerme todavía. Anoche les advertí, clavando mi pupila en sus pupilas azules, que ni poesía ni mandangas: ¡todo el mundo a la cama que mañana se madruga!. “Vamos, como siempre”, soltó la adolescente, venida arriba porque tiene cómplice preadolescente y debe demostrar que es tan chulita como la que más. Minichuki, celosa porque el trío le ha roto el duetto, se hacía la…