La taxista es flaca, ojerosa y rubia con raíces muy oscuras. De mediana edad. Lleva gafas y un jersey fucsia de cuello vuelto lleno de bolas. Me dice que su cuñada ha sufrido un ataque de ansiedad anteayer. “En su empresa echan a dos o tres cada viernes. Es teleoperadora. Han avisado a los diez que quedan que de aquí a fin de año sólo…