“En el principio de la ficción están siempre los nombres de los personajes (…) Equivocarse en el nombre es condenar a un personaje a la inverosimilitud”. Hay personas puestas ahí para contar lo que pasa y personas diseñadas para que les pase. Testigos y actores. Esta revelación no me la ha transferido el ángel Gabriel, ese que deja embarazadas a las vírgenes, sino un ser…