Un chamán me predijo que acabaría con un arquitecto. Una bruja y un psicoanalista me lo habían aventurado tiempo atrás. Sí, es un disparate pero creo que amo la arquitectura porque él anda por ahí. También porque un día me quedé suspendida en un edificio de Niemeyer, como un platillo volante enmedio del paisaje lunar, y sentí que no había costuras, ni esqueleto alambicado, ni…