Recuerdo con toda nitidez el nombre y apellidos de la niña que me desveló el secreto de los Reyes Magos. Recuerdo que fue a la salida del colegio de las monjas, un día luminoso de invierno, y recuerdo mi furia, seguida de cierta resistencia a creer aquella revelación que, de repente, explicaba algunas intuiciones y una incógnita que no se me había pasado por alto:…