Ayer fui a ver Le Week End y salí del cine convencida de que el matrimonio es un simulador de compañía dotado de un sistema anestésico que permite tolerarse sin meter demasiado el dedo en ojo ajeno. Y de una tecla, el botón del pánico, para recuperar instantes de felicidad, recuerdos empaquetados, ese día en el que miras al otro como a un extraño que…