Hay un día en que dejas de ver que la luz del hall es sólo una bombilla, que hay una tira del parqué sin barnizar hace nueve años o aún no te has deshecho de algunos platos desportillados que ocupan pero no sirven. El tiempo es un anestésico eficaz. El mejor, porque consigue hacer un efecto venda sobre los ojos. Hasta que llega tu madre…