Cuando me descuido alguien se cuela sigiloso en mi cama. La cama es el mejor sitio para esperar que pasen las tormentas. Así lo entiende mi adolescente, que considera que ya no tiene edad para meterse bajo el edredón conmigo y suele hacerlo en cuanto me oye despertar de madrugada, rumbo a ese país de nunca jamás llamado Nespresso. Entonces suena un frufrú de sábanas…