El cuerpo se resiente al robo permanente de una hora. Me rodeo de gente alterada por el horario de verano. Ellos, como tú, salen a la calle y hace frío, y el viento les corta los oídos en bicicleta, y los desequilibrados -la mayoría- hacen cosas extrañas como gesticular en exceso. Y al policía le parece mal que pedaleen sin casco. -Señorita, es obligatorio cubrirse…