Soy de esas que aún no han leído “En busca del tiempo perdido”, pero sí algunas cartas muy jugosas y reveladoras del joven Proust: “Existen escritores mudos como existen volcanes dormidos, cuyo nombre infernal con resonancias sulfúreas, de fuego y muerte, también hace temblar a los hombres”, le escribe a Felicien Marboeuf, escritor sin obra que le inspiró “A la sombra de las muchachas en…