Que un guapo tenga que adelgazar hasta el esperpento para demostrar que es un buen actor es un desafío peligroso que a  Mathew McConaughey  le ha salido bien. Ayer lo pensaba viendo Dallas Buyers Club. Una película que no le ha convencido a Carlos Boyero pero que me gustó, sobre todo, por la relación entre el protagonista -un tipejillo buscavidas, puesto de coca, de alcohol…