Invento un término en la playa para las breves gorduras que rebosan el bikini: “mondongia“. Me inspira Lorrie Moore, mi admirada cuentista a la que no puedo tomarme más en serio. Aparece de pronto desde el mar un hombre conocido, betún y flaco que hace poco reventó los telediarios y al pasar mira con aparente desinterés, apenas deslizando su mirada de halcón,  los bordes mondongiales…