Cada vez que sale elegido un premio Nóbel de Literatura que desconozco, siento una punzada de inseguridad cósmica. La evidencia, de nuevo, de que soy una ignorante y que me ahí afuera hay muchísimos focos a los que prestar atención. Al final uno se muere acumulando tres certezas y un enorme saco de asuntos pendientes que nunca sabrá que lo son, porque no sabe que…