Cuando me pongo retórica y estupenda, me llega un mail del presidente de la comunidad de vecinos de la que soy vice,  cuyo asunto reza: “Presupuesto de pocería“, y un lacónico: “¿Podrías echar un vistazo y decirme qué te parece?” Nada como un batacazo de cotidianidad ligada a las letrinas para volver a capón a real life. La corriente subterránea pútrida sobre la que danzamos…