A veces los tiempos se agotan antes de tiempo, como las legislaturas. A veces un libro no está de dios, por mucho que lo busques, lo desees. (Hubo un tiempo en que me creí a salvo de la intemperie, cobijada bajo unas alas largas, delgadas, poderosas. Así que, confiada, rompí el cristal de mi reloj de arena, y me desparramé.  Y aún me ando buscando,…