“Devorar antes de que te devoren”. Ayer una crónica de la muerte de Emilio Botín glosaba este como uno de sus consejos de cabecera. Me pareció que nunca, por mil reencarcaciones que tuviera,  querría ser banquera ni ninguna otra profesión que requiera morder a nadie en un medio acuático, aéreo o terrestre. Me alegré infinito de tener en casa una futura maestra y una futbolista…