El hombre llega a la playa. Contempla inmóvil el batir plata del agua al amanecer. Casi en trance, se va quitando la ropa y emprende lento camino hacia la orilla, como si fuera a bautizarse en un ritual sagrado sin más testigos que dos mujeres que lo observan, desde dentro, braceando despacio para sentir las olas tímidas y el primer rayo del sol sobre la…