Cyrano de Bergerac Quien resista la lectura pública de sus mails sin hacer muecas, que tire la primera piedra. Ayer me lo decía un amigo que se ha enamorado ardientemente, en parte, por escrito: “las letras son peligrosas”. Hay casos de ardor que se cocieron en las llamas de la correspondencia y que no resistieron el encuentro cuerpo a cuerpo. Los dedos mienten, fabulan, mejor…