“Nunca seré capaz de tocar como Keith Richards, pero lo hice lo mejor que pude”, confiesa Stephen King en la introducción de “Doctor Sleep“. Un capricho de domingo cuya lectura postpondré sobre la torre Eiffel de mi mesilla hasta que tenga hambre voraz de best seller y cuerpo de pesadillas con coartada. Nunca seré capaz de escribir como Stephen King. Tampoco de ordenar mi estantería…