No me gustan los secretos ni los diminutivos. Secretitos. Miento. Me cuesta desvelar secretos ajenos -salvo que me los cuenten en diminutivo- y me cuesta mantener los propios. Con el paso de los tiempos he desarrollado una gran animadversión hacia las personas diminutivas, epítetas y gerúndicas. “Te voy mandando un correíto”. Yo me conformo con un correo y en presente. La realidad no suele ser…