Hay un momento en la fiesta en el que te quieres ir. Es una sensación poderosa, casi irresistible. Como si una voz fantasmal te dijera “Camina hacia la luz”. Eres la niña de Poltergeist pero siempre hay alguien que te impide la salida fácil. -¿Qué te vas ya? ¡Venga hombre, si la fiesta está en lo mejor! -Ya, pero mañana madrugo y además ahora tengo…