Oficialmente soy la nueva presidenta de mi comunidad de vecinos. Mi nombramiento se produjo en mi ausencia (pero como soy digital, también oficialmente, lo encuentro razonable) así que ignoro cómo ha sido recibido y qué pensarán mis respetables vecinos de tener que llamar a la puerta de la divorciada que llega tarde, descangallada y corriendo, empinada en unos tacones mamarrachos y sin ganas de pegar…