Mi vecina la poseída satánica ha vuelto por sus fueros. Anoche volvió a engancharse con su madre en una bronca a grito pelado por el patio que ríete de las del Sálvame, ese manual de la verdulería decibélica más cutre. Por si fuera poco, a la poseída se unió la bipolar del séptimo, una loca que, junto con su madre, tiende sólo dos toallas y…