A Minichuki los besos con lengua le dan asco, vergüenza, sobresalto. Un rechazo diría visceral, atávico, sonoro y militante. Desde ayer, además, tiene un sólido argumento científico para rechazarlos. Ochenta millones de bacterias se intercambian en cada beso variedad tornillo, según un estudio holandés. Más que toda la fauna del Serengueti, más que un hormiguero marabunto y cabreado. Y en un lote, un revolcón, calculo,…