Un día tu hijo te da una lección magistral de comprensión del absurdo mundo adulto y ese día te estremeces al reconocer en él tu propia mirada, pero con filtro y foco propios. Y el espectáculo te hace enmudecer. Ayer mi adolescente me dio un recital. Ella y  Minichuki habían llegado de su tanda de vacaciones con papá dispuestas a recolonizar el sofá, tirarse en…