Mi querida Big-Bang: Anoche tuve una revelación. Entendí que una de mis taras para las que no hay medicación me viene de no haber formado nunca parte de una tribu urbana. Crecer sin identidad de grupo es un agujero negro infinito que no se llena por mucho que una coquetee con los abrigos largos de los moods, el cuero negro de los punkies, las túnicas…
Virginia Galvin
La vida en 5 minutosMi querida Big-Bang: La gente sin infancia me da repelús. Son esos viejunos que nacieron planchados y almidonados, que nunca hicieron chuletas ni se bañaron en el río, que no huyeron de la mano negra ni se enamoraron a los 12 años. Que no montaban en bici ni leían revistas prohibidas a escondidas. Que se chivaban todo el rato y solían llevar mocos asomando por…
Mi querida Big-Bang: Tanto amor concentrado en torno al pavo me ha dejado exhausta. La familia es como la droga: en dosis pequeñitas te pone, pero si se te va la mano terminas en urgencias con los ojos fuera de las órbitas y espumarajos en la boca, víctima de un chungo sin retorno. Tal es mi caso, así que aquí me tienes en bata boatiné…
Mi querida Big-Bang: ¿Se puede ser glamourosa con las fauces abiertas ante un cocido completo? ¿He vendido mi alma por un puñado de garbanzos? Con este pensamiento aniquilándome las meninges no he pegado ojo. Asumo que seré tachada de muchas agendas VIP después del platazo que me enjareté ayer, entre amigas modelo “Sexo en Nueva York” que picoteaban con desgana sus respectivas ensaladas mientras hablábamos…
Mi querida Big-Bang: Imagina que quieres redecorar tu vida en blanco roto. Fácil, ¿no? Hasta que llegas a la tienda y te preguntan qué tipo de roto quieres: ¿blanco almendra, blanco hielo, blanco sal marina, blanco seda…? Y ahí yo, tan listilla, pierdo los papeles. Tanta terminología cromática me aturde, me desorienta. Puedo pasar, como pasé, cuarenta minutos frente a una estantería mirando el pantone…
Mi querida Big-Bang: Hace días que mi amiga C y yo nos lanzamos voraces a la noche portuguesa, a la caza de bares trendy, hombres sin escrúpulos y taxis libres. Lo bueno de ser adulta madura y experimentada es que no necesitas dotar de coartadas tramposas al objetivo. Vas a lo que vas, subida en tus tacones, embutida en tus jeans y con el bolso…
Mi querida Big-Bang: Mi amigo invisible es tan discreto que a estas alturas me consta que ha ejecutado mi regalo con ilusión y alborozo. Miedo me da. Quizás no haya leído el mail que mandé urbi et orbe advirtiendo de que odio los marcos de fotos, los bolsos con logo falso, los corsés estilo Courtney Love, los libros de autoparanoia, los packs de pelis de…
Querida Big-Bang: A riesgo de decepcionar a mis fans más selectos he de admitir que me dispongo a viajar en low-cost. Prácticamente me cuesta menos irme que quedarme con la Visa inquieta y los escaparates llamándome a gritos como Drácula a la joven Mina. He decidido someterme a la dictadura de una línea aérea que me amenaza con mayúsculas: NO PUEDE LLEVAR MÁS QUE UN…
Mi querida Big-Bang: He sido vista en el mercadillo de la Plaza Mayor y, antes de que me hagan chantaje con contarlo en algún plató de televisión, confesaré yo solita: Sí, era yo, la “moderna”. ¿Debo despedirme del título ganado con sudor y glamourazo de plexiglás por este insignificante desliz?. Vale, igual se me fue la mano con los cuernos de reno, pero al menos…
Mi querida Big-Bang: La melancolía me corroe. Anoche volví a ver “Memorias de África” y me pegué una tupitaina de llorar tal que creo haber drenado las penas de toda mi generación. No sé si fue el brindis “por la cándida adolescencia” de un Robert Redford aún macizo, que mis amigas y yo adoptamos ipso facto y que perpetuamos, abrazando una candidez que sabíamos volátil….