Uno no es nadie hasta que le han pinchado el teléfono. El estatus, eso tan intangible que convierte las miradas de los demás en trofeos de caza y pesca, es caprichoso como la donna. Si no viene solo, es menester forzarlo. O puedo que no. Que uno no sea nadie hasta que logre que el otro le mire de igual a igual. Los divanes se…
Virginia Galvin
La vida en 5 minutosUna vez tuve que escribir sobre los clubs de intercambio de parejas. Y aquí aviso a mis amigos de real life que se conocen al dedillo mi experiencia entre camas redondas, jacuzzis burbujeantes y paredes con agujeros sospechosos para meter y luego sacar: sí, me repito. Como presunta moderna que soy debo añadir cruces a la casilla de transgresión de mi vida o seré expulsada…
Cuando no sé qué hacer con las manos fabrico acericos, coloreo cada triángulo de un color y escribo palabras al azar. La papiroflexia se inventó para que las niñas en el patio del colegio soñaran con Juan, Carlos o Ignacio en lugar de echarse en sus brazos. Pero si una monja te pillaba jugando con aquel papel plegado en la cajonera de la mesa, tenías…
Farinelli Pensé que los eunucos se habían extinguido como en su día lo hicieron los dinosaurios, el amor cortés o las cintas de video. Hasta anoche, cuando escuché a uno a un pequeño teatro del siglo XVIII que parece de juguete y que te translada de inmediato a otro tiempo. El programa, grounds &ostinati barrocos. Esas fórmulas musicales con las que los castrati enmudecían al…
Me he propuesto no hablar con nadie en todo el día. Mi plan es escapar con la bicicleta, Nina Simone a todo trapo en el coche, unos relatos de Stefan Zweig, el MAC y un cuaderno en blanco a una Siberia cercana pero con bares donde poder hacerme el vacío y someterme a un tercer grado malévolo del que no pueda escapar. Las estrategias autojustificativas…
El portero goza de un poder inusitado en nuestros días. Cierto portero de casa señorial ma non troppo acostumbra a estropear la caldera cuando se enfurruña con los vecinos, de manera que cuando ellos se levantan con sus legañas y su desaliento mañanero, se encuentran un jarro de agua fría en la ducha por gentileza de Pascual, de Sebastián o de Jose. Ese hombre que…
Desde hoy formo parte oficialmente del club de los neorrabiosos por gentileza de mi amigo J. Me pregunto si ser neorrabiosa me otorga un barniz semejante al que tendría siendo neogótica, neocatecumenal o neopostmoderna. En todo caso y para no defraudar a mi nuevo grupo, debo reflexionar en voz alta sobre mis rabietas contemporáneas. Y me alegro que me hagáis esta pregunta porque ayer sucedió…
En casa se leía en Reader´s Digest. Y esta confesión, me consta, puede hacer tambalearse mi estatus entre esos amigos culturetas que me miran de reojo sospechando que bajo el barniz deslumbrante hay un pobre gotelé color panza de burro. Debo añadir en mi descargo que no lo comprábamos (mi padre era mucho más de El Papus, Interviú, El Guerrero del Antifaz y Mortadelo y…
Como agua para chocolate Ella comía patatas fritas sin parar, como si con cada patata engullera una pena. Recuerdo una cena con cierta dama del cine cubano, propiciada por mi amiga A-1. Estábamos en la terraza de un bar de Lavapiés, en los prolegómenos de un verano perezoso, y ella comía patatas y bebía cerveza sin saborear ni una cosa ni otra. Necesitaba trabajo, hacía…
Cuestión previa: ¿Es mala señal cenarse dos latas de mejillones y una cerveza Coronita? El último hombre que me soltó el sujetador fue mi fisio. Lo hace siempre limpiamente, sin posar siquiera las yemas de los dedos sobre la espalda. Con un escrúpulo digno del cirujano de sor Citroen. Luego, con el campo de operaciones despejado, transita por mi espalda buscando nudos, contranudos y meandros…