No hay nada que me excite más que los buenos titulares. Titular es el arte de detener en seco el tráfico sin que haya un accidente. Es buscar una rejilla de metro en el suelo de un cruce concurrido para que el aire le suba las faldas a Marilyn y todos miren.
Anoche, en la radio, se hablaba en titulares. Por eso me ha costado dormir. La mayoría de las veces desconecto porque los tertulianos, esos apóstoles lenguaraces del relleno, dejan de tener interés al tercer asalto. Les sobra vehemencia, les falta verdad y emoción. Pero anoche había emoción y palabras.
Me gusta que me cuenten al oído, los relatos de la tele me dispersan. La imagen de un cadáver ensangrentado con la voz triunfante de “los buenos” felices de que se lo hayan cargado en lugar de haberlo detenido y sentado ante un tribunal me chirría en las tripas. Somos los buenos, pero cuando nos tocan el lado salvaje celebramos la muerte con gritos bárbaros. Pero sí, me alegro de que el malo, el excéntrico de la jaima, ya no esté operativo para hacer de las suyas. Un titular al que le falta contundencia, por cierto.
Me divierte ver cómo un titular potente anula a los anteriores. Merkel y Sarkozy se han lucido menos gracias a ETA y Gadafi. La amenaza de Moddy´s con sus calificaciones de alcance letal no será hoy en centro de las charlas de oficina.
Hoy somos un poco John. Un poco Yoko. Y mira que me cae mal esa mujer con cara de mala. Y mira que pensaba que esa imagen de ambos desnudos en la cama ya no era más que una fina estampa de la resistencia y el peace&pot de otra década ya lejana.
Así que hoy -titular- “es un día para el despelote”.
No es necesario que seamos literales.O sí.
Lo mismo me descubro un hombro y busco una buena rejilla de ventilación que impulse y distribuya tanta agitación y alegría.