Mi querida Big-Bang;

Ya lo sabía, que conste. Todos los tópicos sobre Venecia son ciertos, y todas las grandes frases ya han sido dichas. Ahí están todos esos libros con citas de Lord Byron, de Peggy Guggenheim, de Max Ernst y,por supuesto, de Thomas Mann…De manera que cuando llegas allí, desengáñate. Nunca vas a ser brillante en tus comentarios. Estás ante una ciudad condenadamente bella. Una Sophie Marceau sinuosa y maciza, para entendernos. Un exceso sobre pilotes de madera podridos, y más te vale mantener la boca cerrada, el bolsillo bien abierto y asumir tu vulgaridad ipso facto.

Eso, e inflarte de pastillacas para el mareo y para el síndrome de Stendhal. Por lo demás, hay que quererse. Si tienes pareja y no te da un arrebato sentimental de los buenos, dudarás de tus sentimientos más arraigados. Todos a tu alrededor se quieren mucho, se miran con arrobo y se hacen fotos con fondo de canal y gondolilla. “Me niego a hacerme una foto de guiri, que uno tiene su reputación”, dice J.muy digno. Recibo SMS de mi querida M: “¿Viaja el amor en góndola?”.Psssssss, navega como puede en vaporetto.

Luego están los tics de cada uno. En mi caso, no podía soportar irme de allí sin saber un dato crucial para la humanidad: ¿cómo se fugó Casanova de los lóbregos calabozos de palacio Ducal? “Señorita, ¿le importa abandonar la celda para que entren todos, que parece usted la del CSI?”, me pide el guía. Sí, me importa, que todos estos descerebrados hagan el favor de seguir matándose delante de los Tintorettos y del Tiépolo falso, si eso, que lo mío es la catacumba y la interpretación de los graffitis cavernícolas.

Lo malo de mirar a un guapo tanto rato es que terminas encontrándole defectos. El cristal de Murano es una horterada, la Academia se cae a trozos y la plaza de San Marcos es un parque temático atestado de turistas. El spritz, esa bebida de sospechoso color naranja fosforito, no pasa de ser fotogénica, pero donde estén el Bloody Mary o el negroponte del bar del hotel, que se quiten los experimentos con colorante.

Pero esta mujer resiste todas las insidias de las tiñosas y cuando la dejas, surcando el canal y sus conjuntos, sientes que estas a punto de volver al feísmo cotidiano y te pones la canción de los Hombres G a tope para matar la melancolía. Como una guiri más.