P { margin-bottom: 0.21cm; } Anoche una orquesta de pueblo destrozaba mis tímpanos y Brontë, nervioso por tanto decibelio, terminó en mi cuarto contraviniendo mis estrictas leyes perrunas y se hizo de todo y por su orden en la alfombra. Pero no se me alteró una ceja porque tenía cuerpo de escombro y porque las catástrofes domésticas se han convertido en tendencia en esta familia…